El avance de la provisión de servicios celulares ha creado variantes en el negocio que se adaptan a la necesidad de una región que lucha por cerrar su brecha digital. Somos testigos del auge de las empresas torreras.

Proveer cobertura celular y otros servicios inalámbricos en zonas remotas se torna viable cuando se comparte infraestructura. Testimonio de esto son dos proyectos aprobados por BID Invest: la Red Compartida en México, e Internet Para Todos (IpT) en Perú. Asimismo, aún en los lugares donde ya existe cobertura, el crecimiento de la demanda de datos móviles genera una necesidad de agregar cada vez mayor capacidad a las redes. Para lograrlo, se necesita instalar más sitios dentro de una misma área geográfica. Esta densificación es importante para atender el enorme y exponencial flujo de datos digitales. Y así, las empresas torreras juegan un rol fundamental para hacerlo de la forma más eficiente.
Si una empresa puede tercerizar su infraestructura con jugadores especializados, ¿por qué habría de inmovilizar millones de dólares en componentes pasivos de sus redes (como las torres celulares)? En América Latina y el Caribe (ALC), Cisco estima que el tráfico de datos móviles para el período 2017-2022 crecerá al 43% anual. Esto genera una enorme presión a los gobiernos, que se ven forzados a licitar más espectro electromagnético y a los operadores de redes móviles (o MNOs según sus siglas en inglés) a invertir para así atender la creciente demanda.
Debido a ello, los MNOs se han volcado masivamente al modelo de infraestructura compartida. En tal sentido, albergan antenas de varios MNOs en una misma torre, generando grandes ahorros operativos y de capital. Además, se liberan recursos para que los MNOs puedan pelear la batalla allí donde realmente cuenta, en la relación con el usuario final de Internet, donde hasta la fecha las compañías puramente digitales, tales como las gigantes tecnológicas, han capturado la mayor parte del valor.
El amor y odio a las torres
Cuando uno piensa en torres que despiertan admiración y toda clase de obsesiones la lista es corta y clara: Torre de Babel, Torre de Pisa, Torre Eiffel. Las sociedades siempre han estado obsesionadas con las torres y cuanto más altas, fuertes y vistosas, mejor. La sociedad moderna creó torres utilitarias para llevar telégrafo, telefonía y electricidad a las personas, pero son las torres para la comunicación celular aquellas con las que tenemos una relación más ambigua: se las necesita y se las requiere, pero pareciera que nadie quiere una cerca.
En todo el mundo existen a la fecha casi 4,7 millones de estas torres, de las cuales más de 180 000 se encuentran en ALC.